"NADIE NACE ODIANDO A OTRA PERSONA POR EL COLOR DE SU PIEL, O SU ORIGEN, O SU RELIGIÓN”- NELSON
- espacioacercade
- 8 nov 2017
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Tomado de: http://estaticos.elmundo.es/assets/multimedia/imagenes/2014/06/12/14025374235800.jpg
A finales del 2010 tomé la decisión de vivir en Bogotá. Con apenas 12 años pensaba que ser una mujer afrodescendiente no era tema del que preocuparme. Y que la ciudad de todos y de las oportunidades me recibiría con los brazos abiertos como una hija más. Y lo fue, en parte.
En ella no pasa desapercibida quien soy (o lo que se supone que debo ser como afro), Por un tiempo, me estudió con curiosidad, pero con cautela, se me acercó y me rodeó, como una madre verdadera abraza a un niño ajeno: con cariño, pero sin demasiada familiaridad.
Finalmente, el hecho que catapulto todas mis esperanzas de pasar desapercibida en Bogotá fue cuando alguien me dio entender por sus acciones, que el significado de mi color de piel influía en la relación con los demás. Y como dice Buika en Oro Santo: “Se oye un lamento como preludio de las horas muertas. Horas que pasan con la agonía de una muerte lenta”
Y aprendí por mí misma ¿Por Qué Canta El Pájaro Enjaulado? Canta, porque es su oportunidad desde los discursos establecidos de romper los estereotipos, de luchar través de su voz y de visibilizar. Aprendí que fuimos pájaros enjaulados, pero que el canto nos liberó.
Aprendí que los 166 años desde la abolición la esclavitud en Colombia, la discriminación racial permanece como una olla a presión esperando la oportunidad de explotar.
Aprendí que, aunque el tiempo trae el olvido, y entre sus grietas se permeaba la discriminación, y deja de lado los hechos en que la “mano negra” contribuyo a la construcción cultural, económica y política del país.
Aprendí que, aunque se profese que todos somos iguales antes los ojos de Dios, los ojos de los hombres no miran igual.
Aprendí que, aunque no lo quiera siempre me van a ver como diferente; desde mi posición de mujer y afro.
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